sábado, 6 de abril de 2013

REFUNDACION COMUNISTA En un cuadro histórico, cuyo rasgo principal es la profunda crisis del sistema capitalista internacional y nacional, el problema del Poder y de las alternativas políticas de la clase obrera y sus aliados para enfrentar las condiciones venideras, deben estar en el primer lugar del orden del día. La tarea de divulgación del Socialismo cobra vigencia. La predica Antiimperialista, un programa de salida a la crisis, una plataforma inmediata, y consecuentemente la lucha por la Unidad, son las tareas de la etapa. Estas no admiten soberbia, estrecheces y/o sectarismos. Sin proyecto político que unifique, sin opción de poder, sin una clara concepción táctico - estratégica en los marcos de una contraofensiva nacional e internacional de carácter prolongado, integral y de masas, no existen posibilidades de formar una alternativa real capaz de generar los profundos cambios estructurales que necesita nuestra país y el continente. Con la economía nacional enmarcada en claras limitaciones, totalmente supeditada a las condiciones financieras internacionales, y la farsa institucional burguesa, las condiciones para desarrollar una clara política de masas en la lucha contra el hambre, la súper explotación y la desocupación, por el salario, la efectivización laboral y la lucha por la soberanía nacional, son los canales de las fuerzas revolucionarias para vertebrar la contra ofensiva. Esto significa que el problema del poder para los trabajadores no se expresará a corto y mediano plazo. Por ello la situación nacional y las condiciones políticos sociales marcan como prioritario la acumulación de fuerzas, la construcción del movimiento popular y la edificación del Partido, orientado por la ideología del Proletariado Los comunistas debemos tener en cuenta que la correlación de fuerzas es dinámica, y no estática, que la acción política correcta y una clara visión táctica y estratégica puede generar importantes cambios en la misma. Pero lo que no debemos hacer, es levantar irresponsablemente tiempos insurrecciónales, o "jugar" con la presencia fantasmagórica de la rebelión popular en marcha, porque estaremos alimentando el más recalcitrante espontaneismo, que muchas veces más que honestas intenciones de cambio oculta reformismo político, desesperación y continuismo del sistema que nos oprime. Como tampoco generar esperanzas en las posibilidades de distribución de las riquezas o de la humanización del capitalismo, ya que el mismo es la propiedad privada de los medios de producción y toda posibilidad de reparto pende del principio de "la fuerza" y es proporcional al "capital" (entendiendo que el que más tiene, es el que más recibe). Es decir, en tiempos actuales predicar la distribución de las riquezas en términos políticos y sociales, al decir de Lenin, es: "reducirse al nivel de un curita que predica cada domingo a los ricos la grandeza del cristianismo y les aconseja regalar a los pobres…". Las reivindicaciones de las masas trabajadoras se conquistan, no se distribuyen por los que se la apropian. En los tiempos actuales la acción de los comunistas tiene como eje aglutinador las problemáticas más asfixiantes de nuestro pueblo: el hambre, la súper explotación, la precarización laboral, la desocupación, la falta de vivienda, educación, salud y tierra, y su interrelación con la lucha por la liberación frente a los monopolios internacionales y el imperialismo. Instancias estas, para forjar la organización y el camino independiente de la clase obrera y sus aliados. Esto significa en términos prácticos potenciar las posibilidades de acción del pueblo y desarrollar su propia experiencia política y social, en la perspectiva de incorporar a los elementos de vanguardia y a las grandes masas al quehacer revolucionario. La crisis económica mundial, la más grave de que se tenga memoria desde 1929, dejó al desnudo la verdadera naturaleza del capitalismo: una siniestra combinación de parasitismo empresario y aventurerismo financiero, asociada a las formas más brutales de militarismo imperial. Rasgos salientes de un capitalismo decadente, cuyos apologistas aseguraban que estaba a punto de alcanzar su consolidación definitiva, consumando la finalización de la historia. La presente crisis no es sólo un formidable crack financiero. Por debajo de la bancarrota de bancos, fondos de inversión, compañías aseguradoras y corporaciones inmobiliarias se acumula una crisis que apunta a los fundamentos mismos del régimen del capital. Por ahora lo que está a la vista es el estallido de la monstruosa hipertrofia financiera que ha signado al capitalismo en las últimas tres décadas. Una parte sustancial del proceso de acumulación de capital ha quedado en la órbita de una compleja trama de negocios especulativos, sobre la que los gobiernos han perdido todo control. Una idea del tipo de intereses que están en juego la da la siguiente estimación realizada por The Economist: mientras en 2007 el 40% de la ganancia de las empresas norteamericanas tuvo origen en el mercado financiero, treinta años atrás, antes de la desregulación del sector, ese porcentaje era sólo del 10%. Cada año una masa creciente de capital que no encuentra lugar en el proceso de producción alimenta una economía especulativa y rentística, fundamentalmente parasitaria. Su expansión exponencial cabalga sobre la contradicción central del régimen del capital: la contradicción entre el carácter social de la producción y la apropiación privada del producto; la contradicción entre lo que la fuerza de trabajo está en condiciones de producir y lo que puede llegar a consumir, de acuerdo a las condiciones de explotación a que está sometida. Es la crisis de un régimen anárquico de producción, que a medida que se amplía hacia la periferia de países atrasados y dependientes en busca de nuevas áreas de explotación, concentra y centraliza el capital en medio de una competencia despiadada, aumenta la capacidad productiva y termina acentuando las desproporciones básicas de todo el sistema. Es la crisis de la revolución conservadora que se abrió paso desde fines de los 70’, incrementando los niveles de expoliación laboral para reestablecer la tasa de ganancia —en declinación— hacia finales del reinado de la economía keynesiana; y es la crisis de los valores neoliberales que alcanzaron el status de verdades de sentido común en los 80 y los 90. Dos billones setecientos mil dólares es lo que se han comprometido a poner los países europeos, para salvar de la ruina al sistema de la especulación financiera. A esto hay que sumar (hasta ahora) setecientos mil millones, a ser aplicados por el gobierno norteamericano. Esta abultada cuenta la van a pagar los trabajadores y las capas bajas de clase media, amenazadas por la desocupación, despojadas del crédito, aplastadas por deudas que no pueden pagar y empobrecidas por el derrumbe de los fondos privados de pensión y el hundimiento bursátil. Pero no sólo eso. En las metrópolis, los voceros del parasitismo financiero han puesto la mirada sobre las reservas de los países “emergentes”, a cuyas administraciones les recuerdan que la obligación de concurrir al salvataje del sistema es una obligación de todos sus socios. Mientras los gobiernos capitalistas —que estimularon el despilfarro— se aprestan a comprar paquetes de corporaciones financieras en bancarrota, limpiar carteras de títulos “tóxicos”, levantar los restos del festín y socializar las pérdidas, las sombras de una prolongada recesión se han instalado en el horizonte global, anticipando mayores sufrimientos para las grandes masas trabajadoras. En Argentina la crisis sorprendió al gobierno kirchnerista a poco de haber anunciado el pago total de la deuda al Club de París, la reestructuración de parte de los vencimientos de 2009 a 2011 y la reapertura del canje de los Títulos en default. Su incapacidad para preveer el desastre en curso resultó notable. La propuesta de pago asomó la cabeza cuando la marejada que arrastraba las ruinas de bancos, aseguradoras e inmobiliarias estaba por alcanzar su pico más alto. Con esas iniciativas el gobierno de Cristina Fernández esperaba ganarse la voluntad de los “mercados”, y volver a contar con financiamiento internacional. Ese financiamiento ya no existe y la situación se ha vuelto crítica. La deuda pública aumentó alrededor de 24.000 millones de dólares entre 2005 y 2008, y se ubica en casi 150.000 millones —política de desendeudamiento mediante—, registro similar al de 2001, antes de declarar el cese de los pagos. Esto sin computar la deuda caída en poder de bonistas, bancos y fondos buitres. En lo que resta del actual gobierno los vencimientos suman 45.000 millones, y entre 2011 y 2017 otros 55.000 se agregarán a la cuenta. Los signos de la crisis ya están presentes: caída del precio de la soja a 340 dólares la tonelada, desde casi 600 a mitad de año, con el consiguiente desequilibrio del balance presupuestario; fuga de más de 20.000 millones de dólares desde mediados de 2007 y presión devaluatoria sobre el peso; pérdida de 20.000 millones de pesos de los fondos de los afiliados a las AFJP en los últimos doce meses; estancamiento en la industria textil y la metalúrgica, suspensiones en la construcción, las terminales automotrices y las autopartistas… En nuestro país el panorama y las imprevisiones no son diferentes a varios países del área. La crisis rompe el ropaje descolorido del reformismo, hace jirones la conciliación de clase, e introduce como convidado de piedra el programa histórico de la clase obrera, único programa de salida. La profunda crisis en la cual está sumido el sistema capitalista y cuyas derivaciones se hacen sentir en nuestro país, atacando empleo, ingresos y condiciones de vida, fundamentalmente a los trabajadores y demás sectores populares Producto entre otros, por la sangría del pago de la deuda externa, donde entre el primer trimestre y el segundo del 2008 la deuda subió 780 millones de dólares y entre junio del 2007 y junio del 2008 la deuda creció 2510 millones de dólares, a la que debe adjuntarse los vencimientos de junio del 2008 a junio del 2009, estos sumarán 2783 millones de dólares. Miente el gobierno cuando habla de un blindaje de 7000 millones de dólares. Falso, 3 mil millones responden a encajes bancarios, que los subieron para evitar que prestaran dinero en plaza, en el intento de combatir la inflación. Los 12 mil millones de dólares depositados en el sistema financiero nacional, el 90% a corto plazo, menos de 90 días y la gran mayoría a la vista. En pocos días de corrida bancaria podrían desaparecer 3000 millones de los encajes. . Los riesgos de corrida bancaria a corto plazo existen y son: el goteo de retiros continuos de depósitos, el agotamiento del alquiler de los cofres, la escasez de monedas de oro en plaza, la demanda de dólares pues se tiende a hacer reservas en dólares y oro La banca privada es extranjera y las sucursales no son de las matrices, sino de sociedades anónimas creadas en el Uruguay. El Nuevo Banco Comercial, uno de los bancos privados más importantes es del grupo ADVENT Internacional que son inversores de alto riesgo. La situación a favor del flujo de capitales por aumento de precios de materia primas y las inversiones extranjeras- ya sea por inversiones nuevas como Botnia y compra de activos uruguayos se ha revertido, pues cayeron los precios de las materias primas y existe pérdida de mercados. La iliquidez mundial ha generado el freno de inversiones ya comprometidas y proyectadas en el corto plazo (Ence, inmobiliaria en Punta del este, etc.) El riesgo país ha trepado de 224 en mayo a 875 en octubre. El dólar de 19,1 en agosto a 23,4 en octubre, o sea una devaluación del 20%, mientras que Brasil y Argentina han devaluado en un cifra mayor lo que hace que nuestros productos han quedado caros, pues no ha acompasado la devaluación del área, siendo Brasil y Argentina el 50% del destino de nuestras exportaciones. Se pierden mercados de la carne, textiles, vestimenta, lácteos, neumáticos, etc. El comercio y la industria han entrado en caída de la producción, paralizados, la caída de las ventas del consumo llega a un promedio generalizado del 30% y en el estado ha caído la recaudación. Con los ingresos del estado a la baja se pagan los intereses de la deuda y con la emisión de bonos las amortizaciones de la deuda. Los bonos uruguayos se han depreciado y los bonos de nuestro país están siendo vendidos y pasados a dólares o bonos del tesoro de los EEUU, más seguros. El aumento de envíos al seguro de paro y los que trabajan en negro (un 40%) al ser despedidos no entran en las estadísticas. Aun en esta situación el gobierno ha declarado que no modificará la línea económica y ha solicitado un blindaje de 3000 millones al FMI y al BM, que generarán nuevos condicionamientos. Salvo mejor opinión, nada podría desmentir que viviremos una situación parecida al 2002, con el agravante que el mundo capitalista está en una profunda crisis donde no hay mercados alternativos ni perspectivas que nuestros productos mejoren sus precios. La deuda externa trepa a 30 mil millones de dólares, con vencimientos de 5500 millones hasta el 2010 y la deuda interna llega a 10 mil millones de dólares. Hay sectores productivos seriamente endeudados en maquinarias e inversiones. La pobreza ha aumentado, supera los indicadores del gobierno de Jorge Batlle, cuando la crisis comenzaba a ser superada, sobre las espaldas de los trabajadores. En ese momento se hablaba de 380 mil pobres, hoy hay 900 mil. El gobierno de Jorge Batlle decretó impuestos a sueldos y jubilaciones, este gobierno ya impuso el IRPF. Actualmente el salario mínimo es la 10% parte de la canasta familiar y la jubilación mínima es de 1900 pesos. Si el gobierno toma medidas a la baja de los ingresos populares con auge de desempleo sin que se pueda emigrar, pues la crisis es global, la situación económica, social y política se encamina hacia a una profundización de las penuria de los trabajadores. Por tanto la lucha de clases aumentara. Rasgos estos, que definirían un carácter represivo por parte del Estado burgués Propaganda: eje y nudo dialéctico. Su resolución correcta nos acercara a las masas. La combinación de la polémica política, la divulgación de las ideas del socialismo, el enjuiciamiento a los actos de gobierno que favorecen a las patronales, los salarios de hambre y los sueldos principescos de los gobernantes, el salario mínimo y la canasta básica, todo esto, tiene que ser de conocimiento de las grandes masas explotadas. Folletos, volantes, afiches, muros y barriadas, junto a las ferias deben ser el eje de las tareas. Por tanto camaradas, de trabajo proletario y plebeyo se trata. Garantizar la apertura y vigilancia de nuestros locales, primer lugar de propaganda proletaria, de acción política concreta, forma esta de enraizar la tarea política permanente y de desmitificación de nuestros locales. Quehacer orgaizativo. El marxismo-leninismo, combina la polémica político ideológica con el quehacer organizativo. El principio fundamental para los comunistas es la organización (partido), al decir del camarada Lenin “…el proletariado sin organización, no es nada, con organización los es todo…”. El primer aspecto entonces camaradas es: la organización, el Partido, cuyo principio rector es el centralismo democrático, la legalidad proletaria y el respeto a los organismos (células). El Partido nace y se desarrolla en las entrañas mismas del enemigo, por tanto la clandestinidad, la conspiración, la compartimentación son condiciones, sin las cuales no existe. R.C, es la forma legal que adoptara la organización. Como tal debe reproducir la estructura del Partido, siendo esta su antesala. R.C debe ser la forma legal, medio para la acción política, impulsar la línea, y someterla al juicio de las masas, a la crítica y autocrítica, que corrija los errores. Si la tarea fundamental camaradas, es el Partido, la tarea principal, es Unir. Unir todo aquello que sea susceptible de ser unido. Unir es aislar al enemigo, es alterar la correlación de fuerzas. La correlación de fuerzas determinara el curso de los acontecimientos, si esta es orientada por la ideología del proletariado. Partimos de una premisa valida, comprobada y demostrada, por tanto de un axioma. Ser comunista es adoptar el materialismo dialéctico. Ciencia de las masas y de la acción social, cuyos principios están fundados en el materialismo histórico, en el materialismo dialéctico y en el método. El ser comunista, nos responsabiliza mas que a otros. Tenemos un compromiso con la historia del comunismo internacional y con nosotros mismos, por cierto con la clase obrera y el pueblo explotado. Debemos, por todo esto, ser modestos, disciplinados, austeros, firmes, amplios e intransigentes a la hora de defender el punto de vista de clase. La clandestinidad es una precondición para vivir, en tiempos de fascismo, el no sobresalir de forma ostentosa, la sencillez y humildad es una condición en democracia burguesa, que es bien mirada por los trabajadores y aliados. La dedicación, abnegación y generosidad, infunden respeto en nuestros aliados. Dos aspectos marcan las tareas de la etapa. Desde la construcción y nacimiento de R:C, nos propusimos luchar por la afirmación ideológica, la vigencia de la teoría de clase, la lucha de clase, el correcto tratamiento de la contradicciones ( fundamental y principal), contradicciones secundarias, contradicciones no antagónicas. Sostener porfiadamente que el marxismo-leninismo es si una definición vigente, que la estrategia leninista fue correcta, es correcta. Por tanto la revolución de octubre, como experiencia de haber sido la primera revolución proletaria triunfante, ya no solo esta vigente, sino que su afirmación se hace imprescindible y en última instancia, su vigencia alienta a los comunistas y le da sentido a la lucha de los explotados. Hemos insistido y sostenemos que la contradicción fundamental se resuelve a través de la violencia revolucionaria, que la construcción de la nueva sociedad (comunismo) “será creación heroica o no será” al decir de Mariategui. Decimos también, que los comunistas, nos hacemos cargo de nuestros aciertos y de nuestros errores. Todo esto lo dijimos y lo practicamos. Ahora, ¿que hacemos?, ahora se trata de desplegar la acción política. Acción esta que esta impulsada por la Unidad. Unir todo aquello que sea susceptible de ser unido y aislar al enemigo principal. Tarea esta que requiere de: orientación de Partido, lucha ideológica, unidad política, y unidad orgánica. Pero todo esto camaradas requiere de paciencia, disciplina, coherencia y manejo político. Es ahí, en lo político donde tenemos que tener la capacidad de entender que la unidad no se construye entre iguales, la unidad es la síntesis de la diversidad. Estar dispuesto a aceptar que en aras de la unidad haremos concesiones. Firmes en lo ideológico, flexible en lo político. Nunca renunciaremos a la lucha ideológica. El límite de ella, hoy, es la unidad. Por lo tanto prevalece lo político, en lo político y en lo reivindicativo, prevalece siempre la unidad, cuya primera condición es estar en contra (antiimperialismo, lucha contra la patronal, etc.). Camaradas, finalmente como tareas de la etapa tres ejes orientan nuestras tareas: construcción de Partido, unidad política, y afirmación de la ideología y práctica del proletariado en el movimiento obrero. De lo que se trata entonces camaradas, es de construir subjetividad, de reconstruir ámbitos, orgánicas. Todo espacio que junte, que una, es la tarea del momento. Un aspecto final que hace a la coyuntura: en primer lugar la observación en el comportamiento de las masas, es fundamental. Observación alejada de nuestros deseos (objetividad). En segundo lugar el papel que desarrollan los partidos políticos (subjetividad), su incidencia en las masas. En tercer lugar, el nivel de incidencia de las organizaciones políticas que actúan en el campo popular y su vinculo con las masas. En cuarto lugar, que organizaciones están cercanas en un marco de alianzas con R.C, cuales deben ser neutralizadas, y cuales son abiertamente enemigas. Estos aspectos delimitaran nuestra actitud política en ese sentido. Nos permitirán fijar con mayor precisión nuestro marco posible de alianzas. Sabiendo claro esta, que los marcos de alianzas no son estáticos. Los objetivos, definen la Unidad estratégica, la coyuntura, las alianzas tácticas. Partido de Cuadros y actitud de los cuadros La hegemonía de la clase obrera es inalcanzable sin la presencia de un partido Marxista-Leninista que la dirija hacia su misión histórica y éste no podrá cumplir con su rol si no se conforma como un partido de cuadros, formados en la filosofía de Marx, Engels, Lenin y todos los aportes que apoyándose en estos y en la experiencia histórica posterior, enriquecieron la teoría, la vivificaron y continúan haciéndolo para poder afrontar los desafíos del capitalismo del siglo XXI. Estos cuadros deberán tener una ética y una actitud moral revolucionaria que los distingan de la cultura dominante de la moral burguesa. No se trata de formar hombres irreales, imposibles en el mundo real, pero si revolucionarios que tengan la mirada en el hombre nuevo y una actitud guevarista donde la solidaridad, la fraternidad, el compromiso, la coherencia entre el decir y el hacer, y el ardor combativo sean visualizados por el resto del proletariado, como virtudes alcanzables por ellos mismos. Estos cuadros, lo mejor de la clase, serán sus dirigentes, en las fábricas, en las barriadas, en los campos, en las universidades y ahí donde la lucha de clase se desarrolle. Deberá ser, un partido de cuadros fuertemente desarrollado y arraigado en la masa, y muy distinto a un partido de secta, autoproclamado y enajenado de la cultura popular y de la vida proletaria. Proponemos entonces una organización cuyo objetivo sea la lucha por el poder desde una perspectiva de clase, basada en la ideología del proletariado. Que se plantee como premisa construir referencialidad y legitimidad ante el pueblo, constituyéndose en vehículo y continente de sus sueños, sus reclamos, sus reivindicaciones y sus luchas, esas que nos permitan a la vez generar el poder popular necesario para aspirar a lograr aquellos cambios revolucionarios que son nuestro objetivo. Una organización que asuma la tarea fundamental de trabajar por la unidad de la izquierda revolucionaria y el campo popular. Una organización que esté en condiciones de dar batalla en todo terreno donde se desarrolle la lucha de clases. Si la perspectiva es entonces que la violencia represiva aparecerá indefectiblemente con el aumento de las luchas, la fuerza revolucionaria debe estar preparada, no sólo con cuadros especializados, sino que los organismos básicos deben tener los atributos necesarios para afrontar la lucha de clases en todos los escenarios y cada militante la preparación adecuada a sus posibilidades y a las necesidades que la lucha de clases imponga. Es por ello importante; para poder darle un curso favorable a una situación revolucionaria, contar con una vanguardia preparada y decidida para dirigir al proletariado y sus aliados hacia la toma del poder. Al decir de Gramsci: “El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanente organizada y predispuesta desde largo tiempo, que se puede hacer avanzar cuando se juzga que una situación es favorable (y es favorable sólo en la medida en que una fuerza tal existe y está impregnada de ardor combativo). Es por ello una tarea esencial la de velar sistemática y pacientemente por formar, desarrollar y tornar cada vez más homogénea, compacta y consciente de sí misma esa fuerza” Fidelidad, compromiso y liniamientos de los cuadros La organización revaloriza la frescura conspirativa-clandestina del marxismo-leninismo. Por ello se deduce que esta, es una organización de cuadros, preparada para operar en el seno de las masas, de ello surge la importancia de la selección del cuadro: 1) La mas profunda fidelidad a la causa obrera y al partido, probado en la lucha, en la carcel, ante los tribunales y fundamentalmente al enemigo de clase. 2) La mas estrecha vinculación con las masas: vivir para los intereses del pueblo, sentirle el pulso a las masas, palpar su disposición de animo, sus necesidades y aspiraciones. Ganar el respeto y aprecio de las masas, el prestigio de los dirigentes de nuestra organización, del partido, debe basarse, ante todo en el hecho, de que las masas populares vean en ellos la experiencia y capacidad para resolver, cooperar en todos los planos. Eso implica decisión, convicción, y dedicación a la lucha. 3) Es fundamental que el cuadro, sepa orientarse por si mismo en una situación dada y no tener miedo a la responsabilidad por la decisión adoptada. Quien dude y vacile frente a la necesidad de tomar una decisión, no debe considerase cuadro. Ser comunista es demostrar iniciativa, y no estar supeditado solo a lo que se le dice. Un cuadro es aquel que no se deja dominar por el temor y el miedo, en la hora de la represión o la derrota. El cuadro se desarrolla y crece cuando se le plantea la necesidad de resolver por su propia cuenta los problemas concretos de la lucha y asume la responsabilidad que esto supone. 4) Disciplina y temple bolchevique, para la lucha de clase contra el enemigo, como para combatir inflexiblemente las desviaciones, el revisionismo, y las ofensivas renovadoras, que siempre encubren las concepciones del enemigo. Finalmente un aspecto que direcciona la tarea del cuadro en esta realidad concreta: el cuadro se inserta en el movimiento de masas, debe diferenciar aquello que denominamos “aspectos subjetivos de la revolución” que solo se extinguirán gradualmente cuando triunfe la revolución, de aquellos otros de carácter transitorios, que surgen por la propia dinámica productiva y social, de lo que se deduce, el carácter dinámico y cambiante del modo de producción capitalista. En esta línea de razonamiento, el cuadro debe trabajar para la afirmación de los “aparatos subjetivos” en una orientación revolucionaria, librar la lucha ideológica, ante los desvíos reformistas y claudicantes. Estas son luchas a termino, no de a ratos perdidos, agotado este proceso de lucha, la organización-el partido- valorara si la unidad visible es funcional a la revolución o si por el contrario esta unidad opera como amortiguador de la lucha de clases, si esto fuere así, revelara que nuestra acción por muy sacrificada y generosa que sea, no ha logrado revertir el estado de situación. Este análisis es fermental, de ahí surgirán las hipótesis a seguir, entre las que no debe descartarse la acción fraccional y rupturista. Al mismo tiempo que un amplio llamado a la Unidad para la creación de un ámbito que sintetice la unidad clasista y combativa. El cuadro se inserta en el movimiento de masas, luego de un análisis exhaustivo, de la valoración justa de las distintas concepciones que operan en el movimiento, pasara a la acción decidida. Elegirá lo que denominaremos un enlace, buscando al mismo tiempo que sea un individuo con peso y ascendencia en las masas; resuelto este aspecto, nos ligamos al trabajo y propenderemos y exhortaremos, sobre la necesidad de organizarse, levantar las reivindicaciones mas sentidas, el cuadro operara en esta instancia a través del enlace en los aspectos- organizativo, reivindicativo-. Gradualmente operara el cuadro en los aspectos políticos, desentrañando el fenómeno al nivel de comprensión del enlace y de las propias masas. El trabajo ideológico y el posible reclutamiento, estará supeditado a la valoración del cuadro. En síntesis el trabajo del cuadro en instancia de masas, es desarrollar y desenvolver la acción de estas, o sea transformar a masas pasivas en masas revolucionarias, con un nivel de reclutamiento selectivo, operación “bisturí”. Finalmente de lo que se trata, es introducir en la acción espontánea y ciega de las masas, el aspecto consciente. Orlando Zeballos Refundacion Comunista

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