miércoles, 3 de abril de 2013

¿Que ha pasado en el ámbito de la cultura nacional? Sabido es, desde Marx, “que las ideas dominantes de una sociedad dada, son las ideas de la clase dominante”, así como que la lucha de clases, se expresa también en el plano ideológico. Hoy en la época del poder del capital financiero, del capitalismo devenido en imperialismo, la cultura, el arte, las letras y el cancionero popular latinoamericano viven y padecen la decadencia. El abandono en lo poético de una nueva estética que simbolizara a un mundo nuevo, al “hombre nuevo” ha entrado en una larga agonía. Producto también del posibilismo, del oportunismo y de la claudicación del “punto de vista de clase”. La practica es el criterio de la verdad, el sistema en decadencia, su crisis terminal, el capital financiero “dictadura terrorista de los mas retrogrado y reaccionario de la burguesía, sobre la clase obrera” (J. Dimitrov, en su informe a la III Internacional), utiliza todos los medios a su disposición, el peso de las estructuras del estado burgués, para imponer su visión totalitaria de la vida, en todas las esferas de la actividad humana. Es así como todo el aparato de coerción, fuerzas represivas, medios de comunicación de masas, las artes y las letras, la cultura, la educativas, las religiones, principalmente la católica. A lo que se le debe agregar la revolución científica, la informática. De lo que se trata es de enajenar la realidad, adormecer a la humanidad (sin distinción de genero), pero esencialmente dirigido a la clase obrera a los sectores vinculados a mundo del trabajo, la humanidad que ha quedado por fuera del mundo de la explotación se la criminaliza, se la cantegriliza. En la implementación de esa dictadura de la que nos advirtió Dimitrov, arrastra, corrompe, atrae y compra con zalamerías, prebendas y dineros, a todos aquellos dispuestos a someterse de buen grado. Para ello, ha debido transformar la forma de producción, “… la burguesía no puede existir, sin revolucionar permanentemente el modo de producción…” (K. Marx). Este fenómeno conocido como crisis cíclicas del capitalismo, genera destrucción de mercancías y fuerzas productivas. Elevando el grado de explotación material del planeta, de la clase obrera y los pueblos, en una nueva etapa de colonización. La caída del Campo Socialista dio pie a la contraofensiva del capital financiero (Imperialismo). Que tiene que ver esto con la cultura nacional, se preguntaran: un gobierno de “salvación nacional” arrastro a amplísimos sectores de la cultura, produjo la “bancarrota” de varias décadas de construcción estética contraria a la estética de la clase dominante. La implementación de las políticas neoliberales, cuyos rasgos esenciales habían comenzado con la dictadura, se fueron profundizando con los gobiernos blancos, colorados y frenteamplistas. Esta política neoliberal, porta en su seno la violencia y la corrupción que caracteriza al capitalismo en su fase Imperialista, como carácter esencial del régimen de dominación y explotación del hombre por el hombre. La apropiación y expropiación de la plusvalía producto del trabajo asalariado por parte de la gran burguesía y el capital financiero, en aras de la tasa de ganancia, no podía omitir a la cultura, a la nueva cultura que se fue generando al influjo de los procesos de liberación nacional y particularmente a la revolución de octubre. Cuando todo se mercantiliza, la cultura que no vive en una burbuja de cristal impoluta, y esterilizada, se trasforma en un valor de mercado, “tiene que vender”. Es deliberadamente corrompida para ser polea de transmisión de la ética y estética que el sistema propone e impone. Cambia hasta el lenguaje: la enajenación del hombre en la producción, se expresa también como enajenación del lenguaje. Se transforma primero imperceptiblemente y luego salvajemente, la sensibilidad, la moral, el humanismo proclamado en la mágica frase de “Liberte, Solidarite e Fraternite”, por las reglas frías y crueles del mercado, de la voracidad del capital financiero. Derrotada aquella cultura, se implanta la cultura de la decadencia, donde las virtudes se vuelven vicios y los vicios virtudes. Cunde la descomposición social y todo se corrompe. Los que en el sector de la cultura se volvieron buque insignia de este gobierno y su política de servilismo y entrega al capital financiero internacional, los que callaron y callan frente a tanto desparpajo y corrupción, los que borraron con el codo aquello que escribieron con la mano, los que alegremente dieron la espalda a los dolores y sacrificios de la clase obrera y el pueblo, y a la vez se pasearon y pasean por el mundo solidarizándose con el Zapatismo y cuanto movimiento de pueblos originarios hay en nuestra America, y aquí hacen la plancha o la vista gorda ante las calamidades que se impulsan y proponen. Son responsables. Sin dudas han ascendido a niveles de vida superior, y miran con espanto sus rebeldías juveniles, plegados en la cohorte, en el sequito, en el coro de los nuevos príncipes del detritus. Todos los conocemos, son los que lloran al Che cada vez mas escondidos, a Sandino, a Camilo Torres, al flaco Salerno, los que adoran a Zitarrosa en la sacristía de la nostalgia, o los exhiben cuando les conviene, son y están en todos los estamentos del quehacer cultural nacional, los que han desterrado a Paco Espinola de las sombras de esta tierra, los que se disfrazan de “orejanos”, en fin, aquellos que prostituyeron su compromiso y justifican su complicidad insolente. Ellos también son responsables, y la historia es y será implacable con ellos. Ya nunca tendrán la estatura de, los grandes hombres de la cultura de nuestro país y nuestro continente. Ya no podrán ser como Carlos Chasale o el maestro Julio Castro cuyo zapato pobre de maestro pobre, sigue aun caminando, firmemente con el pie ideológico, heroico pisando el barro de la historia. La estética de esta etapa que atravesamos, es la estética del reproductivismo sistémico, de lo efímero, del suceso. De un mundo cargado de expectativas y vaciado de esperanza. La educación, acorralada, condenada a ser el simple adiestramiento de habilidades de nuevas generaciones para ser mano de obra barata al servicio del capital financiero. De esto es también responsable este gobierno, de intentar llevarnos a un callejón sin salida, de sepultarnos con la loza de la estación terminal, pero no podrán, la marcha de la historia no la detienen los enanos y desertores. La enllentecen temporalmente. En el Uruguay ya comienzan a reamarse las mujeres y hombres que sienten que el porvenir se sigue escribiendo en las manos del obrero, las maestras, del campesino, de los jóvenes rebeldes. En aquellos que sostenemos que la etapa de transito del socialismo, sigue abierta. Como dice Pablo Neruda, yo me voy con el pueblo a sus cubiles a cantar y a luchar.

No hay comentarios: