viernes, 3 de mayo de 2013

EL PCU, EL MOVIMIENTO Y EL OBJETIVO FINAL Si una cosa es clara a estas alturas para cualquier militante comunista honesto es el abandono absoluto de parte de la dirigencia de este partido de cualquier idea o planteo que esté sustentado en la teoría marxista y en lo que ha sido históricamente la orientación ideológica y política del movimiento comunista internacional. En sus declaraciones públicas y en su práctica política, este partido ha abandonado impúdicamente cualquier idea que conduzca o pretenda conducir el movimiento obrero y popular hacia la conquista del poder y la consecución de los ideales de la sociedad socialista. Toda su acción está empeñada en acompañar un proceso de desarrollo del capitalismo en función de los intereses del capital financiero, donde se reduce toda la actividad a tratar de que haya algunas reformas que contemplen mínimas aspiraciones de algún sector de los trabajadores, y que le den fluidez al desarrollo del proyecto del gran capital, gerenciado por el aparato político del FA. Los dirigentes del PCU y sus cuadros más conspicuos, incluyendo los dirigentes del movimiento sindical, se encargan de manera desfachatada de propagandear algunos supuestos o aún reales “logros” del gobierno, ocultando su verdadero carácter entreguista, sin mencionar jamás el aumento inaudito de la deuda externa, ocultando la enorme concentración y extranjerización de los recursos naturales, cubriendo con un manto de discreto silencio el hecho de que en términos absolutos la participación del salario en el conjunto de la renta nacional ha disminuido casi a los niveles del fatídico 2002. Mientras esto hacen por un lado, ensayan una actitud de “ala izquierda” de forma demagógica y con claros fines electorales, planteando algunas medidas de supuesta “profundización” del proceso de “cambios” con el claro fin de intentar engañar a sectores amplios de trabajadores que comienzan lentamente a cuestionar al gobierno y su pretendida orientación popular y antiimperialista. Así se pretende por un lado, sostener el gobierno y el proyecto, y por otro, hacer creer que se puede embellecer el sistema con algunos cambios cosméticos, que sin tocar los verdaderos intereses del capital financiero, logren satisfacer algunos reclamos de los sectores de trabajadores más débiles o más empobrecidos de la sociedad. Los dirigentes del PCU aún sostienen que no han olvidado el socialismo como meta. Y uno tiene que preguntarse si pretenden alcanzar este objetivo rezando a San Marx, porque es a todas luces imposible alcanzar el socialismo por la vía que ellos nos plantean, reafirmando el capitalismo, aliándose con el capital financiero y yendo a su cola, justifican sus horrores y embelleciendo sus eventuales logros. Por último y no menos importante: NO SE PUEDE LLEGAR AL SOCIALISMO SIN PLANTEÁRSELO COMO META, CON EL CONSIGUIENTE CAMBIO EN LA RELACIÓN DE PODER ENTRE LA CLASE OBRERA Y LA BURGUESÍA EN EL APARATO DEL ESTADO. Es decir, que si no está planteado el tema de la toma del poder por la clase obrera, no es posible siquiera con honestidad plantear el socialismo como meta. Este es el gran tema. Por tanto es imperioso para los que de verdad pretendemos ser comunistas, explicar una y otra vez la necesidad de construir un partido que aglutine en su seno lo mejor de la clase obrera, que se oriente por las lecciones del marxismo-leninismo, que desarrolle su experiencia y su práctica política en función de conducir a la clase hacia su destino histórico, o sea el derrocamiento del poder de los capitalistas y la construcción de una sociedad sin explotados ni explotadores. Esto no implica, por cierto, no luchar por reformas para las que la clase se organiza en sus sindicatos, en sus cooperativas, etc. Pero reducir toda la acción del partido a este trabajo no hace más que oscurecer el objetivo final y practicar un seguidismo impúdico de los planes del capital financiero y sus gerentes vernáculos. El reformismo rampante hoy en las organizaciones políticas integrantes del FA y en particular del PCU, ha conducido a la clase a un pantano político, del cual debemos salir luchando con todas nuestras fuerzas, asentando sólidamente las piedras angulares de nuestra teoría, refundando el partido de la clase obrera sobre ellas. Es preciso entonces explicar pacientemente, tratando de ser absolutamente claros, una y otra vez, que es posible construir una verdadera alternativa al capitalismo, y que nuestra teoría tiene las llaves para alcanzar esta meta en tanto luchemos consecuentemente ¡y que vale la pena pelear por ello! ¡Abre los ojos a tiempo! La gran rueda de la dicha raras veces se detiene; o te impones o te arrollan; hay que ganar y mandar, o someterse y perder, o resignarse o triunfar, o ser yunque o ser martillo! Refundación Comunista

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